Fue un pensamiento repentino, no me
encontraba en mi casa y recuerdo no haber tenido ni papel, ni lápiz y la idea
de escribir en el teléfono no me atraía del todo, sin embargo, situaciones desesperadas requieren medidas
desesperadas. Estuve pegado al teléfono por más de cuatro horas,
escribiendo y escribiendo todas las ideas que se me amontonaban en la cabeza, hechizos,
magia negra y blanca, traiciones, aventuras y amor. Literalmente no podía dejar
de teclear la pantalla de mi teléfono, me abre perdido un par (muchas) llamadas
telefónicas ya que si contestaba estaba más que seguro que esas despampanantes ideas
se irían volando como un ave majestuosos. Era ahora o nunca. Y no me
arrepiento.
Habiendo leído ya reiteradamente mi prólogo de la historia, he sentido la necesidad de explicar superficialmente comó la madre de Rumi conoció a su padre y el todo lo que conlleva ese encuentro. El tiempo me come vivo por lo que esta entrada no será muy larga. Lo que la madre de Rumi vio en este hombre fue la oportunidad de una nueva perspectiva., la experiencia de salir de su hogar y jamás volver, el de conocer lugares que jamás pensó que podrían existir ella una ignorante de la vida y obtuvo con este hombre un boleto (con muchas cosas escondidas) a una vida que llegaría a amar con todo su ser. Otra vez no quiero agregar mas, por dos cosas: el tiempo se me hace corto, el tiempo.
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